Una mañana como cualquier otra, el osito Lu, sin querer, vuelca su tazón de leche. Mamá osa pierde la paciencia, y eso provoca a su vez el enfado del pequeño, quien amenaza con irse al fin del mundo. Sin embargo, Lu no se va sin antes preguntar a su mamá si su partida la pondrá triste. Entonces ella empieza a representar un delicioso, exagerado y divertido papel dramático, diciéndole que llorará día y noche