Santiago Lorenzo, inventor de lenguaje y de mundos, el nieto más legítimo de Rafael Azcona y el sobrino del Eduardo Mendoza más hilarante, ofrece su novela más tierna, que se suma a otros afinados retratos de la precariedad tragicómica como "Los millones" y "Los huerfanitos". Esta obra sacía las ganas de sus ya numerosos lectores y lo consagra como un autor clave de la narrativa española.