Me llamo Daniel Tammet y soy sinestésico: percibo los números con colores y siluetas. En mi cabeza, contar es como pasear por un bosque. Puedo aprender un idioma en una semana y recitar decimales del número pi durante cinco horas (por eso me dieron un Guinness). Los números primos poseen para mí la belleza de la poesía. Cada mañana me siento en mi escritorio y me pregunto: ¿y si...?