Fernando lleva una existencia solitaria. Recorre las calles con una cámara de fotos y unas gafas que pertenecieron a su padre recientemente fallecido, buscándole en los rostros de las personas. Su deambular le llevará a conocer a Irina. Esta obra es un personalísimo e intenso viaje a la memoria afectiva, a la par que un emocionante canto a la creación artística y a la búsqueda del amor verdadero.