Con voz mesurada, pequeña, casi susurrada, se poetiza el dolor para expresar la pérdida de nuestros seres queridos, que abandonan el mundo. ¿Cómo enfrentar la dureza de la vida? ¿Dónde encontramos consuelo? La palabra como un nexo secreto con lo más elevado y lo más oscuro, con aquello que no puede decirse, pero que acontece en el abrirse del lenguaje desembarazado de su función instrumental.