Reverte nos presenta a uno de los personajes más carismáticos de la narrativa española: Julio Gálvez. Gálvez se reencuentra por casualidad con Sara, una antigua novia cuyo rastro había perdido hacía más de veinte años. Sara es vasca y ex militante de ETA, y debe resolver un grave problema: su hijo Peter está metido en un buen lío, por lo que pide ayuda a Gálvez para encontrarle y detenerle antes de que pueda hacer alguna locura que trunque para siempre su futuro.