¿Qué ha desencadenado la virulenta afirmación «Dios ha muerto», desde finales del siglo XIX? ¿Acaso un cambio de mentalidad? ¿O es un diagnóstico de lo que ha ocurrido? Peter Sloterdijk enumera en La herencia del Dios perdido, todas las consecuencias de aquella afirmación, abarcando en este análisis diversas áreas de la teología y filosofía actuales, así como de política y avances culturales, científicos y tecnológicos.