Como en las compilaciones geográficas medievales, las noticias del mundo que un Gran Kan melancólico recibe de un Marco Polo visionario pueden evocar un catálogo de emblemas. Sin embargo, estas ciudades de nombres femeninos recuerdan también en un principio los sueños de Las mil y una noches, aunque poco a poco el repertorio cambia y el lector se encuentra en medio de una megalópolis contemporánea que está cubriendo el planeta. De un capítulo a otro puede trazarse además el curso de un viaje, el único todavía posible: el de la relación de los hombres y las ciudades en que viven, ciudades del misterio, el deseo y la angustia, que proyectan en la pantalla de la imaginación unas sombras filíformes, puntifomres, casi invisibles...