1986: Syvert vuelve del servicio militar. Un día su padre muerto se le aparece en sueños, despertándole una curiosidad que intensificarán unas cartas que apuntan a la URSS. Muchos años después, Alevtina va al cumpleaños de su padrastro, que la crió. Su padre biológico es un enigma que no ha querido resolver. Cuando lo haga, se precipitarán las revelaciones.