De origen irlandés, Samuel Beckett (1906-1989) abandona su país en 1932 y decide trasladarse a Francia. Allí escribe en francés sus obras más conocidas -Molloy, El innombrable, Esperando a Godot, Final de partida...-, por las que recibe el Premio Nobel de Literatura en 1969. Instalado voluntariamente en la inestabilidad, utiliza de forma simultánea el francés y el inglés hasta el final de su vida. Novelista y dramaturgo traducido a todas las lenguas, su faceta poética ha sido mucho menos resaltada. Sin embargo, los poemas de Beckett, y en especial Mirlitonnades -«quiebros» o «versos malos»- ofrecen una nueva lectura del conjunto de su producción y conectan directamente con sus composiciones para el cine, la radio o la televisión, revelando al poeta «extranjero» por excelencia, incluso de la propia literatura.