Los pequeños siempre se están haciendo preguntas porque hay muchas cosas que desconocen. Pero a veces no está de más cuestionarse lo que parece evidente. Incluso un objeto tan reconocible como una manzana puede disparar nuestra mente y ser el origen de una extraordinaria divagación. En esta obra se pone en marcha una letanía de suposiciones, todas con una base lógica.