La familia de esta novela -los Popper, judíos franceses no practicantes de origen húngaro- es bastante disfuncional, como tantas otras. La vida los ha tratado regular. Este libro es, entre otras cosas, la cáustica crónica de los absurdos del siglo XXI. La autora despliega aquí toda su capacidad de disección de los comportamientos humanos, sus diálogos punzantes y su humor negrísimo y políticamente incorrecto.