A pesar de la deserotización producida por la hegemonía política e informativa, a pesar de los ríos de tinta vertidos sobre la sexualidad, poco se puede decir que esté a la altura de los placeres de la carne. Hay una inteligencia subversiva en el sexo, una verdad vinculada a un feliz subdesarrollo de los afectos. Es posible que el sexo sea una experiencia que arma al blando de corazón y desorienta al poderoso e insensible.