¿Alguien puede vivir sin implorar, sin agradecer -aunque no lo sepa- a ese interlocutor que no se deja ver y cuya sombra parece cubrirnos en todo momento? ¿Podemos realmente escapar de ese Dios que no sabemos y que parece esconderse tras una Gran Oscuridad? Este libro intenta adentrarse en esas preguntas y reflexionar sobre ellas lejos de cualquier gestión interesada de lo religioso.