«No se trata de un reportaje, ni de un estudio de sociología urbana, sino de un intento de captar la realidad de una época a través de una colección de instantáneas de la vida cotidiana colectiva. Creo que es en la forma de mirar qué hay en los carritos junto a las cajas de un supermercado, en las palabras que se pronuncian para pedir un filete o apreciar un cuadro, donde se leen los deseos y las frustraciones, las desigualdades socioculturales. [ ] He evitado lo máximo posible ponerme en escena y expresar la emoción que está en el origen de cada texto. Al contrario, he buscado practicar una especie de escritura fotográfica de lo real, en la cual las existencias cruzadas conservarían su opacidad y su enigma.»