Las Coplas a la muerte de su padre son la obra cumbre de Manrique y la que ha hecho de él uno de los autores imprescindibles de la poesía española. Concebidas como una elegía, se combinan en ellas tradición y originalidad, elementos medievales junto a otros que anuncian el incipiente Renacimiento. Y, lo que es más significativo, acaban por ser un canto a la vida en medio de la tradición cuatrocentista de la muerte.
Manrique supo ser original por su forma de tratar lo sabido, por el modo en que consigue una personal objetivación de la experiencia humana. Todo lo que en su poema es pensamiento estaba en la tradición, pero su expresión, acertadísisma, ha quedado como la forma más acabada de decir lo que otros antes que él ya habían dicho.