En 1893 una joven francesa comenzó a escribir un diario que mantendría durante toda su adolescencia. "Siempre he querido llevar uno", señalaba con determinación, "así que creo que voy a empezar ahora". El nombre de aquella chica era Julie Manet y procedía de una familia artística verdaderamente notable. Su padre, Eugène, era el hermano menor de Edouard Manet y su madre, la destacada pintora impresionista Berthe Morisot. La familia contaba a Renoir, Degas y el poeta Mallarmé entre sus amigos más cercanos. El diario, de hecho, ofrece una fascinante visión de primera mano del mundo de los impresionistas y de la propia Francia en el cambio de siglo. La vida aparentemente idílica de Julie se vio truncada por la prematura muerte de sus dos queridos padres en un corto periodo de tres años; quedó huérfana con sólo dieciséis años de edad. Bajo la tutela de Stéphane Mallarmé, se fue a vivir con sus primos de quienes se sentía muy cercana. Recibió también el apoyo de artistas amigos