Considerada una de las obras maestras de la literatura japonesa del siglo XX, una narración de un fluir imparable y poderoso, que combina la esencia del mito con el suspense y la novela existencial. Plantea de forma intensa y precisa el conflicto del ser humano enfrentado a sus propios límites, en un mundo sin más realidad que la materia y que solo puede ser aprehendido a través de una exacerbada sensualidad.