El de 1937 y el de 1938. Dos veranos inolvidables, a salvo bajo la dorada luz de Sussex, donde los días se consumen en una sucesión de juegos infantiles y pícnics en la playa. Tres generaciones de la acomodada familia Cazalet reunidas en su finca natal. La autora perfila con exquisitez la geografía íntima de una familia y de un modo de vida que, irremisiblemente, pertenecían ya al mundo de ayer.